No hace falta que me digas que es invierno
lo veo en la luz relente
de tus ojos
y en que ahora los encienden a las seis.
Y en la lana que le pica a las palabras
de tu boca,
y es que no te pusiste camiseta debajo.
Me lo gritan las hojas
que hace tanto tiempo que se me han caído
que ya no queda ni su rastro en el suelo.
Y por mucho que me arropo los oigo -sus gritos-
congelados entre los dedos de los pies.
Y sobre todo es invierno
porque si no fuera invierno
mi aliento no sería vapor y escarcha
-incomprensible y muda-
y te traería de vuelta
al lugar que ocupa el vidrio
-trémulo pero vidrio-
en tus ojos.
Puto frío.
(El otro invierno es sólo una estación, y su frío se quita con jerseys o con una copa de vino. Pero inevitablemente pensar en uno, el estacional, trae a la memoria el otro. Mas queda lejos, el otro. He encontrado una selección de poesías frías aquí)
Mucho más frío sin duda el relente de los ojos que el del aire, y más difícil de solucionar. Bs.
El frio se entrelaza con nuestra psique, adormeciendo nuestros sentidos. Estoy de acuerdo, contra el frio una buena copa de vino y una buena compañia, es la mejor solución!
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