Un lunes, hace poco, tuve una pesadilla. Me dio la impresión mientras soñaba de que no era la primera vez que tenía ese sueño, pero eso no significa en absoluto que fuera un sueño recurrente, tan solo que a mí me pareció recurrente. Era un terror zombie. No me enfrentaba directamente a ninguno, porque supongo que soy demasiado miedosa como para luchar con un ser monstruoso, incluso en sueños, pero de alguna forma sabía que habían estado allí y sabía que iban a volver. Estaba en una casa grande. Dentro gente histérica, saliendo y entrando, escondiéndose, preparándose. Había alguien a quien yo conocía que me decía que volvería, lo que significa que se fue, y yo me quedé allí, buscando y escondiéndome. Creo que buscaba a los niños. En un momento dado se hace completo silencio. De pronto deja de haber nadie. Ni un solo movimiento. Nadie. Entonces ya apenas me puedo mover del pánico. Avanzo lenta, sabiendo que en cualquier momento me voy a encontrar con un ser, y me va a tocar enfrentarme, y no puedo. Entro en unos baños, que parecen baños de escuela o de vestuario, y abro una de las puertas. Dentro hay unos niños, vestidos con ropa interior blanca, descalzos, tirados en el suelo sucio, jugando con sus pies nerviosos, tratando de ser silenciosos a su manera, y yo tengo tanto miedo que ya no soy capaz de seguir buscando, y me rindo, y me quedo allí, con esos niños que no son los que buscaba, absolutamente cobarde, sabiendo que allí no estoy a salvo, pero incapaz de alejarme del consuelo de esas piernecitas temblorosas, sucias, calientes, vivas. Sólo el despertador me saca.
Hace tantos días que no me asomo, ahí dentro, donde estoy, que me da miedo mirar.
Pues qué horror de pesadilla, pero sólo es un sueño, Patricia. Tal vez el miedo que tenemos todos a que los males que no podemos controlar ataquen a lo que más queremos o a nosotros mismos.
y por qué sólo se recordarán las pesadillas?
No, también se recuerdan los muy bonitos, lo que se sale de lo normal, solo que a las pesadillas nos asusta volver. Precisamente hoy he tenido una, qué gusto me ha dado despertarme y comprobar que no era verdad.
Qué suerte, yo prácticamente nunca recuerdo nada. Sólo tengo recuerdos cuando ha sido algo malo. El resto será bueno, supongo, pero no deja rastro 🙂