Cuando empieza a sonar el bombo me late el corazón derecho. Al mismo ritmo. Una vez yo fui un embrión mínimo y mi corazón izquierdo latió por primera vez. Incluso si no lo recuerdo. El bombo de Eric me devuelve los recuerdos esenciales perdidos. Noto latir mi corazón derecho y lloro. Noto latir mi corazón derecho y miro al suelo con pudor. A mi alrededor nadie parece haberse dado cuenta del milagro y de que estamos vivos. Salvo cuando al abrir los ojos te miro y veo tu rostro arrasado.
Nadie, salvo cuando nos miramos.
Muchos besos, Patricia.
Gracias, María. Otros muchos para ti.