Destino Gambia

No tengo ganas de hacer nada. Ya me he quedado dormida una vez en el sillón. No me quiero ir a la cama porque me falta oirte, no quiero escribir, no quiero tocar, quiero apagar el cerebro, un rato. Es tarde para una peli, y tarde para decidir cuál. La última me recordó zihuatanejo como destino. Enciendo la tele. No sé dónde están los canales, me cuesta trabajo moverme con el mando a distancia. Tengo frío. Españoles en Gambia. Dejo el mando y me tumbo.

Ha estado lloviendo toda la tarde, en Gambia hace sol. La chica del vestido verde y el pelo casi rojo se desliza por los mercados. Habla con todo el mundo. Le preguntan por su familia, le dicen que está guapa, le cuenta a la que le vende los tomates lo que va a preparar para comer. Su casa es sencilla pero bonita. Dentro está el chico negro de las rastas. Tienen un poster collage en la pared, con fotos de Bob Marley y de otros muchos que no conozco, y mezclan el blanco y negro con el color. Hay tanta luz que casi me tengo que poner las gafas de sol. La chica del vestido verde se enamoró en un viaje, así que dejó su trabajo, su casa y a su familia, y ahora vive en Gambia desde hace dos años con el chico que canta reggae y hace ganchillo. El chico dice que es rasta. Explica qué es ser rasta. Rasta es unidad. Somos uno. Rasta es amor. Amo a todas las personas. Se sonríen y casi me tengo que poner las gafas de sol. En sus muebles hay cosas escritas. Algunas no las entiendo porque están en el idioma del chico de las rastas que es rasta, swahili, creo. Otras sí. Never give up. Todos los días sale el sol. No voy a ser más complicado que una flor. Ama y ensancha el alma. Y unos taburetes dejan de ser taburetes y una mesa deja de ser una mesa. Lloro. Salen a la calle juntos y todo el mundo los mira. Todo el mundo se mira, y se habla. La chica del vestido verde contesta con la misma naturalidad que come con la mano derecha porque no hay papel higiénico con la que habla de su futuro en Gambia pues es su casa si quiere vivir con el chico rasta. El chico de las rastas explica con la misma facilidad que canta canciones en un estudio y hace ganchillo en casa como  que su deseo en la vida es casarse y tener hijos y vivirla con la mujer del vestido verde. Se miran y casi me tengo que poner las gafas de sol.

Unas cuantas historias de personas que han llegado a Gambia para quedarse y no como experiencia temporal.

La última es de un marino mercante. Conoce países por todo el mundo. Y de todos ellos ha elegido Gambia para quedarse al final, cuando sus hijos ya no lo atan, cuando siente que por fin puede hacer algo diferente, creo que dice «ese cambio que todos buscamos». Y su mujer se va con él. Se llama María. Llegó allí con ella. Y cada día le preguntan por ella. Tiene un barco para navegar el río Gambia. Se llama María le, dónde está María.  De todos los países que conoce ha elegido Gambia. Por qué Gambia. Por la paz. Gambia no tiene riquezas naturales, ni oro, ni diamantes. El país de Kunta Kinteh servía para abastecer de esclavos. Ahora ya no sirve para nada. No tiene riquezas pero tiene paz. Paz. Las personas son pobres y felices, confiadas, generosas, abiertas, acogedoras. Cantan reggea y bailan en la orilla del río. El marino mercante tiene paz y es feliz. Me emociono con la felicidad de esa gente que ha llegado a su destino, y hacen que todo parezca tan fácil. Lloro. Me seco la cara y me doy cuenta de que tengo los dedos congelados. Me fumo el último.

Destino zihuatanejo, destino gambia. Me gustaría pensar que no hace falta irse tan lejos.

5 comentarios sobre “Destino Gambia

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s