Bienaventurados los indignados

Estos días, viendo y viviendo los acontecimientos de Sol en parte, y en parte por circunstancias personales, me ha venido muchas veces a la cabeza ese Jesús de Nazaret, en forma de hombre, que es la que me importa, la que admiro, y no en la de dios, en la que como atea no creo, y que además, bajo mi juicio, le quitaría todo mérito. Pienso en él como gran revolucionario, e imagino que, de haber nacido aquí y ahora, en estos tiempos, estaría liándola, denunciando el abuso de poder, el neoliberalismo feroz,  generador de injusticias e infelicidad, denunciando el consumismo, el egoísmo, la filosofía de la rentabilidad y el máximo beneficio, la corrupción, con un sermón en la montaña, o con el látigo en un templo, increpando la hipocresía de tanto fariseo.  Desde luego, hipocresía por denunciar no le faltaría hoy tampoco. Quizá menos que nunca.  Y de entre ellas, la que más le dolería,  la que se justifica en su propio nombre.

Y ahora, leyendo la prensa, me he encontrado con estas bienaventuranzas de un sacerdote de Entrevías, Javier Baeza, acampado en Sol:

«Bienaventurados los niños pobres que habitan un Gallinero infestado de ratas.

Ay de los gobernantes u opositores que se acuestan satisfechos del deber cumplido.

Bienaventurados las mujeres prostituidas, trasladadas de Nigeria o Bulgaria, hasta Europa.

Ay de aquellos que comercian con la vida ajena, explotando al débil y negociando dignidades.

Bienaventurado quienes llegan a nuestras costas en patera y quienes quedaron en el cementerio marino entre continentes.

Ay de aquellos empeñados en poner verjas a lo humano, creando Frontex, abriendo CIEs, dejando morir de hambre a quien viene.

Bienaventurados quienes no quieren seguir participando en este juego democrático y exigen ‘Democracia real YA’.

Ay de aquellos conformes con lo existente, satisfechos con su seguridad y ciegos ante la manipulación de quienes mandan.

Bienaventurados quienes siguen profesando Fe en las mujeres y hombres, en sus cuerpos y sus espíritus, en sus manos y en sus labios.

Ay de aquellos que se sienten dueños de Dios.

Bienaventurados quienes ponen su vida al servicio de los últimos sabiendo que éstos son los auténticos vicarios de la vida, la revolución y la solidaridad.

Ay de aquellos pertrechados en los Ibex, consejos de administración y cuentas bancarias.

Bienaventurados los primeros porque siguen siendo signo de la esperanza y camino a la utopía.

Desgraciados los segundos porque su deleznable comportamiento les hace perderse lo mejor de la vida: la solidaridad, la alegría y la lucha».

Y leer estas palabras, me ha emocionado. Podemos hacerlo mejor. Tenemos que hacerlo mejor.

3 comentarios sobre “Bienaventurados los indignados

    1. El camino es complicado: decidir por consenso es complicado, ponerse de acuerdo en unas peticiones mínimas dentro de tan diverso peticionario es complicado, el acudir a las asambleas de barrio es complicado, el continuar con las de sol es complicado… pero nadie dijo que fuera fácil. La acampada tampoco garantiza nada, salvo continuar en las portadas de la prensa. Pero lo que importa es que se mantenga lo demás, conseguir ese consenso, y el apoyo de la ciudadanía. Si no hay reformas ahora mismo, sí al menos se ha abierto una brecha en un proceso de concienciación, que es lo más lento. Supongo que nada es en balde.

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