La avidez

Dice mi madre que una de las primeras frases completas, con su sujeto y su verbo, que empecé a decir, fue “yo solita” (bueno, con verbo elíptico…). Supongo que esa avidez por ganar autonomía tiene en común con lo que soy ahora, y con lo que he sido siempre,  precisamente la avidez.

Hay niños que son felices de ser niños. Incluso los hay que se obstinan en no dejar de serlo. A mí ahora eso me inspira cierta ternura, pero por aquellos entonces yo no era capaz de entenderlo. A mí la infancia me agotaba, porque limitaba mi mundo a un entorno demasiado pequeño, que me impedía vivir cosas verdaderamente emocionantes, como todas esas que leía en los libros. Y yo tenía unas ganas de vivir todo eso que apenas podía contenerme. Yo quería salir sola a la calle, conocer gente, vivir aventuras, enamorarme, ver mundo, experimentar. Sin la cómoda protección que es la familia.  Yo solita. Pero me tenía que conformar con estar recluida en mi pequeño y seguro mundo formado por mi casa, la urbanización y el colegio. Y con pasar mis días con la gente que había allí, que estaba muy bien, pero que era siempre la misma. Así que la única opción que me quedaba era esperar que el tiempo pasara muy deprisa, porque la espera era interminable, y mientras tanto, inventarme un montón de cosas que me gustaría vivir, y trasladarlas a los juegos, a  fantasear y a  soñar despierta… y por supuesto, a leer.

Una vez, tras lamentarme de mi vida, pues  tenía ya doce años y no me había pasado nada en la vida, mi padre, preocupado, amenazó con censurarme las lecturas… No me extraña…

Y absolutamente de nada sirvió que mi madre me dijera, una y otra vez, que todo tiene su momento, que no corriera tanto, y que llegaría el día en que viviría todo eso. Yo me preguntaba cómo podía estar tan segura. Uno nunca sabe qué día será el último tenga uno  la edad que tenga. Y la avidez sigue ahí.

9 comentarios sobre “La avidez

  1. No se si tendrias 12 ó 13 años, pero recuerdo, asombrado todavía, esa especie de lamento que soltaste un dia, y que sonaba a impaciente: «.. es que tengo 13 años y todavia no ha pasado nada en mi vida!». No se si todavia piensas en términos parecidos. A mi, con los años, me ha cambiado esa perspectiva.

  2. No, ahora creo que me han pasado un montón de cosas. Y es que el que la sigue la consigue :-). Eso sí, no se me han quitado las ganas de más. Por cierto, ¿Te ha cambiado la perspectiva en cuanto a mí, o te ha cambiado la perspectiva en cuanto a tí?

  3. Yo sigo mirando por encima de mañana, también con avidez… Esto es lo bueno, lo malo es que aveces miro con miedo. Pe´ro sí, el que la sigue la consigue.

    Un abrazo

  4. Cada edad tiene su momento decían los mayores cuando yo era pequeño, pero ahora creo que es al revés pero con matices, cada momento tiene su edad, y el matiz está en que la experiencia de la vida no entiende de tiempos ni de edades, sino de emociones. Me alegro mucho de visitarte por primera vez, un beso

  5. Espero que nunca pierdas esa avidez. Es lo que te hace evolucionar, disfrutar de la vida… vivir! Me ha encantado imaginarte de pequeña y con prisa. Con mucha prisa!
    Un beso.

  6. Hay un momento de nuestras vidas a partir del cual, empezamos a mirar hacia atrás con cierta… En fin, no quiero decir la palabra. ¿Es este el punto de inflexión en el que nuestra avidez empieza a estar saciada?
    En cualquier caso, aspiremos a mantener la curiosidad intacta cada día. Enhorabuena por tu inexorable avidez.
    Saludos.

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