Una tara al despertar

Hoy me he levantado con una tara. Con mis dos piernas, mis dos brazos, mi cabeza, y todo lo demás… salvo la seguridad en mi misma. Esa se ha debido quedar en la cama, y con ella me tendría que haber quedado yo.

Así que ha sido el típico día de mierda en el que me he mirado en el espejo y me ha devuelto una imagen de mierda, he intentado tocar y no ha salido música sino mierda, he intentado cantar y se me ha hecho un nudo de mierda, y me he pasado el día con un humor de mierda.

Y hay gente que para desear suerte desea mierda, como si la mierda diese suerte. O sea que siguiendo el silogismo será que voy a tener suerte. Pero da la casualidad de que soy de las que no creen en la suerte. O más bien, de las que no cree que haya que esperarla sentado. Que la suerte hay que salir a buscarla. Y también la confianza, porque sin ella de pronto una se vuelve minusválida, y no le responden las piernas, y no se acuerda de cómo se anda, y llegan las dudas, y el miedo que paraliza. Y resulta imposible conectar con el mundo que hay ahí afuera, y dejarse llevar, y brincar con él, y bailar, y llenarlo de risas.

La semana pasada había un castillo hinchable para niños y se montaron Miguel y Pablo. Era de esos en los que hay unas escaleras hinchables a un lado, con un tobogán hinchable al otro. Pablo subía con soltura. Pero Miguel se tambaleaba sobre aquellos escalones raros que se hundían bajo sus pies. Que digo yo, con lo bien que se lo pasa brincando sobre la cama y ahora llega aquí y le entran los escrúpulos. Pues sí. Y el pobre Miguelito no pasaba del primer escalón, y bloqueaba el paso, y el resto de los niños le pasaban por encima y le hacían caer cuando por fin había trepado algún peldaño más. Hasta que venciendo el miedo y con ayuda de Pablo, consiguió subir hasta arriba. Y bajar por el tobogán como premio. Entonces empezó a subir como si lo hubiera hecho miles de veces, y ningún niño le pasaba por encima de nuevo, ni le hacía caer. Lo que son el miedo y la inseguridad, lo que paralizan, lo que inutilizan. No puedes si crees que no puedes. Aunque a veces crees que puedes y no puedes, pero ese ya es otro tema.

Así que, querida seguridad, te digo como alguna vez le dije a la suerte, no me voy a quedar sentada esperando a que vuelvas. De hecho, buscando y buscando he encontrado algunos trozos. Y mañana cuando me levante espero que hayas vuelto a casa y te levantes conmigo, que ambas sabemos que esto es un enfado pasajero. Porque si no lo haces saldré a buscarte. Que yo con toda esta mierda no estoy a gusto.

 

(Enero 2008)

Un comentario sobre “Una tara al despertar

  1. Sabes que son de esos dias que hay que borrar de la vida… aunque luego nunca lo haces. Será para recordar que eres mas fuerte que ellos… Un beso de os que ayudan dia a dia…

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