Sol a secas

El domingo cojo el metro y me doy cuenta de que Sol ya no se llama Sol, sino Sol Vodafone.  Un nombre provisional. Teatro Haggen Dags. Teatro Movistar. Metro Sol Vodafone. Quizás mi ciudad también pueda cambiar su nombre, o el país en el que vivo. Quizás en un momento dado todas y cada una de las cosas que conozco podrían pasar a cambiar de denominación si una marca comercial paga su precio. No sé para qué. Tiendo a comparar comportamientos colectivos con los propios. Si la pretensión es la de ganar clientes y yo no he corrido a cambiar de operadora nadie lo va a hacer tampoco. Es un argumento traido por los pelos, supongo que usar esa técnica explica mis numerosos desconciertos, y claro, quizás me equivoco y mi comportamiento es aislado, quizás desde el cambio de nomenclatura los viajeros de transporte público han acudido en masa para hacerse clientes, y de pronto el revenue cumple con el budget, y su CEO está siendo felicitado, y ya no necesitan hacer más ERES, y el mundo está en equilibrio.  Pero también cabe la posibilidad de que ese cambio de nomenclatura no haya supuesto un cambio en los patrones de consumo, ni en el de su cuenta de resultados, bueno sí, que ha engordado la partida de gasto en publicidad, y que únicamente sirva como una demostración de poderío económico, una más, para mostrar quién hace y deshace, quién manda, quién decide, quién impone las reglas, y ya no se hacen pirámides, se compran los nombres. Y quizás el venderlos haya sido muy práctico, y ahora a Metro de Madrid le salen mejor las cuentas, y quizás con esos ingresos por publicidad pueden evitar despidos, o no rebajar más aún sus sueldos. Y quizás estas cosas que pasan ahora son muy útiles, seguir las reglas del juego, y mi estructura de pensamiento es muy inútil, y por eso me desconcierto ante este fenómeno de nombres temporales que se compran y se venden. Para ver cómo me suena digo en voz alta hasta ahora mi nombre ha sido Patricia, pero si me pagas lo suficiente podrás llamarme como quieras. Esto lo diría en un bendito bar. Porque otra cosa que me ha llamado la atención es que además de comprarse los nombres, las empresas que venden refrescos y cervezas tienen que ensalzar y convencer de la bondad de los bares como puntos de reunión. Y me doy cuenta de que si hace falta de que nos convenzan para ir a tomar una caña con amigos a un bar, que nos lo vendan, benditos bares, todo está mucho peor de lo que pensaba. No me había dado tanta cuenta hasta ahora, o quizás es que no me lo había dicho así y tan seguido. En este mundo los nombres propios se cambian por nombres comerciales, y los nombres comunes también, y las personas toman cerveza a solas frente a la pantalla de un ordenador mientras se sonríen cuando la pantalla les muestra que han conseguido elevar su número de amigos/seguidores/me gusta/visitas/etc…. a 56.387, y pagan mensualmente la factura de su soledad a Sol Vodafone.

Yo paso.

11 comentarios sobre “Sol a secas

  1. ¡Coño! ¿Ha sucedido al final? No puedo imaginar el vozarrón de Patxi Andión cantando «yo también transbordo en sol… vodafone». Ya lo dices todo, como siempre. Si hay utilidad social (Aquést temps de calabruix) pues nos aguantamos mientras pasa la tormenta, pero si es sólo pa’ demostrar quien la tiene más grande y sitiarnos, yo también paso.
    PS Lo de beber solos de cualquier modo es muy malo, y muy triste.

    1. No me he debido expresar nada bien, y es, en todo caso,una opinión, pero yo paso en todo caso, a mí me chirría incluso en caso de que pudiera existir -y mira que lo dudo- un beneficio social. Si se desea que nacionales o multinacionales que arrojan beneficios incrementen su contribución social, que se aumente el tipo de gravamen del impuesto sobre beneficios. Que yo sepa, es el único que no se ha movido desde que empezaron a reventar las burbujas… Ya paro, lo prometo 🙂

      1. Te has expresado ma´s clara que el tequila, vamos. Lo que pasa es que nadie estaba preparado para esto. No me toca personalmente pero nos toca a todos. Y claro que es horrendo que nos arranquen la identidad a jirones. El mío era sólo un pensamiento in extremis. Si nos la van a meter contra nuestra voluntad… que al menos quede algo… positivo. Siempre nos quedará la lucha armada.

  2. ¡Uf! cómo cierras el círculo. Qué bueno. Y en el bar, cuatro o seis personas en una mesa, vinos cervezas y refrescos, smartphones y tablets; cada cual: amigos/seguidores/visitas/me gusta/… Me voy a pasear antes de que al camino lo llamen ‘Orange’… sin el móvil, en serio…

  3. Buenas reflexiones, yo creo que el hecho de llamar «Sol Vodafone» a la parada de metro es algo que se hará habitual, la cosa estaría bien si ello supusiera lo que dices, que paguemos menos impuestos, que no bajen sueldos ni despidan, mas en realidad imagino que alguien pondrá el cazo.

    Para la marca supone eso, imagen de marca, como a BBVA patrocinar el fútbol, a Endesa el basket y demás, marca, algo que por lo que he leído parece ser muy importante.

    El bar, por otra parte, tiene muchas cosas buenas, yo suelo ir a ver el ciclismo al bar aunque lo pueda ver en casa, el contacto con la gente con similares intereses, cara a cara, compartiendo cañas, es impagable, tiene mucho de bueno, pero ojo.

    Ojo digo, que podría ahora enrollarme, pero te daré una sola razón para que internet sea algo útil y bueno también, en un bar jamás podría hablar contigo, aunque fuéramos vecinos, aquí si.

    Besos.

    1. Aclárame esa frase (que ya sé que era para la Adorada) de: «en un bar jamás podría hablar contigo, aunque fuéramos vecinos»… que pensaba que vivías en Euskadi y no en Kabul.

      1. Pues eso, Euskadi, aquí te acercas en un bar a una desconocida y como le digas cualquier cosa te rompe los dientes contra la barra 😀

        Fuera aparte de bromas, en vez de explicarme pregunto, ¿con cuánta gente de nuestra localidad que no conocemos pasamos del «hola» y del «a ver cuándo empieza el calor»?.

        No sé si se me entiende 🙂

      2. El tema que planteas da para mucho, y con mi poca capacidad de síntesis, he estado a punto de permanecer en silencio como suelo hacer en comentarios. No es una cuestión de demonizar Internet, sería absurdo. Ni de cerrar los ojos a sus muchas ventajas. Pero sí que creo que existe un cambio en las relaciones sociales en general, un uso que a veces resulta abuso, ¿qué significa abuso? ¿Dónde está el límite? ¿qué es lo que se esconde tras un establecer relaciones virtuales como sustitutivas de las reales, o el darles prioridad, incluso virtualizar las reales…? En cuanto a las relaciones sociales en ciudades, si la vida ya se había deshumanizado, ahora ya…

      3. En eso estamos de acuerdo, y mucho, en los abusos y en la dificultad de establecer el límite, cada uno tenemos el nuestro, supongo, yo siempre suelo pensar que la gente con la que me relaciono en internet no es «real», es un complemento, pero, sin que se me entienda mal, totalmente prescindibles, lo cual no quita que si un día cuadra quedemos y nos echemos unas risas tomando unas cañas, pero como una experiencia más.

        La vida, lo importante vaya, para mí, es lo que veo y toco a diario, lo vrtual es secundario, para mí es un buen límite, pero cada cual tendrá el suyo y pensará que es el mejor.

        Besos querida.

  4. Me uno a esto. Ya habíamos tenido ocasión de discutir este asunto Líder, en este mismo blog https://miradadepat.wordpress.com/2013/06/10/la-era-de-los-cronofagos/ en más de una ocasión. Personalmente siempre preferiré lo real y mi utilizo de lo virtual es principalmente para mantener el contacto con gente que conozco ya (la mayor parte de mi entorno es de nómadas y de cualquier modo siempre hay alguien que se queda). Si es generacional… ¿qué os puedo decir? Espero que se siga prefiriendo ir a un parque de la propia ciudad que pasarse la vida aprendiendo la Patagonia frente a un ordenador. Un polvo a una cyberpaja. Y esa cosas.

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