Elegir y elegirnos

¿Por qué no todas las personas de nuestro entorno nos conocen de la misma forma? Creo que hay una respuesta. Creo que además de la imagen subjetiva que quienes tenemos a nuestro alrededor se forman acerca de nosotros mismos, también hay que añadir un hecho fundamental e impepinable. Y es que tampoco nosotros somos iguales con unas personas que con otras. ¿Quién no ha tenido esa sensación con ciertas personas a las que quizá acaba de conocer de poder abrirse y hablar con ellas como si las conociera de toda la vida? ¿O quién no tiene cerca personas a las que conoce,  puede incluso que de toda la vida, y con las que por alguna razón es imposible el hablar de nada que no sea superficial?

Y creo que hoy voy a escribir a base de preguntas -si es que yo ya lo he dicho muchas veces, que más que respuestas lo que tengo son preguntas-. Porque no es sólo una cuestión de por qué con ciertos seres la relación que se establece es de una superficialidad inquebrantable y con otros de una profundidad tal que no queda un sólo resquicio de pensamiento íntimo, de sueños, dolor, orgullo o vergüenza que quede por compartir. No. La cuestión va más allá de que haya personas con las que es sencillo compartirse y otras con las que existe un muro de Berlín, y es que hasta nuestro carácter es variable en función de con quien interactuemos. Hay personas que estimulan en nosotros el ingenio, el sentido del humor, la creatividad, la energía, el optimismo o la generosidad … y otras nos hacen irritables, agresivos, cínicos, e incluso pueden llegar a despertar al asesino que llevamos dentro.

¿Será que nosotros no somos sólo nosotros, así en absoluto, sino nosotros con los demás, y que las personas que nos rodean influyen en nuestra propia identidad?

Porque no se trata sólo de cómo nos ven quienes están a nuestro alrededor. Sino también de cómo nos vemos nosotros con ellos. Yo me gusto más cuando estoy con ciertas personas que con otras. Es algo de lo que me di cuenta hace mucho, y que me hacía sentir confusa. (¿Cómo soy yo realmente: como cuando estoy con fulanito, como cuando estoy con pepita, como cuando estoy sola, cómo me gusto más, con quién me reconozco?). Hay personas que sacan lo mejor de mí,  otras tienen el efecto contrario, y otras, sencillamente, me dejan igual. Tras el contacto con las primeras me siento mejor, segura, estimulan en mí sentimientos, actitudes y comportamientos que hacen que me sienta orgullosa, que esté más a gusto conmigo misma y que  me reconozca.  Tras el contacto con las segundas me siento avergonzada, o fingidora, a veces reniego de mis actos, de mi acritud, de mi enfado, no me gusto;  reniego de mí. Tras el contacto con las terceras simplemente tengo la sensación de que he perdido el tiempo.

¿Significa eso que eligiendo a las personas que pasan a formar parte de nuestra vida también nos estamos eligiendo a nosotros mismos?

¿Merece la pena elegir? ¿Elegirnos?

http://lalineadeeuler.wordpress.com/

2 comentarios sobre “Elegir y elegirnos

  1. dices «Hay personas que estimulan en nosotros el ingenio, el sentido del humor, la creatividad, la energía, el optimismo o la generosidad …»
    hay gente que te pone una sonrisa en el corazón sólo con pensar en ella, o no? ojalá ese yo que nos sacan se quedase siempre

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