He empezado con un cajón, con otro y con otro, hasta que el salón entero estaba lleno de montañas de papeles. Las de lo que vale, las de lo que no vale, bolsas de basura donde poder tirar la mierda en una mañana de fiebre de orden.
Supongo que tras esa fiebre no hay más que una tremenda ingenuidad.
Ahora que ya no hay caos en el salón me siento más segura.
Lo malo va a ser salir.
¿Del salón o del caos? Es más fácil salir del salón que del caos, o por lo menos a mí me pasa que el caos y la inestabilidad me persiguen, hasta en vacaciones. Pero no dejo de intentar ordenar, de vez en cuando, el salón y el caos y, por unos instantes, también me siento segura. Hasta el siguiente caos… y vuelta a empezar. Bs.
¿Y no habrá alguna forma de escapar del caos, ana? Del de dentro. Supongo que el de fuera, como no depende tanto de uno arreglarlo, da menos miedo. Pero el de dentro es agotador. ¿No sería posible ser un poco más normal, dejarse llevar, ver el gran hermano, y no pasarse la vida cuestionándoselo todo, pensándolo todo, y sin dejar de buscar? En realidad es pregunta retórica, porque en mi caso ya me conozco un poco, y sé que no es posible. Así que no queda otra que ser valiente, ordenar, enfrentarse, y coger fuerzas para el siguiente caos. Que vendrá seguro. Suerte con el tuyo, espero que te de respiro, y que se entere de que las vacaciones son sagradas. Si es que ya no se respeta nada… Un beso
Uf! ordenar cajones! Esa tarea la tengo pendiente para este verano, pero como todo mi caos está oculto creo que se me pasará el verano y no pondré orden.
Es increible lo momentaneamente seguros que nos hace sentir el orden… luego nos damos cuenta de eso… que el desorden suele ser interior.
Yo estoy aprendiendo a vivir en un controlado caos. Es más fácil, o por lo menos, realista.
Además… hace tanto calor para ordenar…
Besos a las dos.
El orden nos da tranquilidad pero no podemos dejar que nuestra tranquilidad dependa del orden. Hay que aprender a convivir con una cierta dosis de caos. No hay travesía sin tormenta, así que no queda otra que sujetar bien el timón y no dejar que el barco se hunda, porque, como todo el mundo sabe, después de la tempestad siempre viene la calma. Bs.
Que digo yo que de qué me sirve tener un seudónimo si el sistema de vez en cuando y no sé por qué, se chiva de quién soy. Voy a investigarlo.
Creo que sólo te respeta el seudónimo cuando estás logueada en tu blog. Si no, como tiene memoria antigua, tiene asociada tu dirección de correo con el nombre del antiguo…. creo. Y si no, prueba a reiniciar…. 😉