Tocar en directo: la primera vez

(crónica de la tarde del  14 de abril de 2013, madrid, sala costello, intheautumnroad band)

La prueba de sonido es a las cinco. A pesar de que los músicos por definición siempre llegan tarde y que además nosotros probamos los segundos, Manu y yo estamos en la puerta a las cinco menos diez, y Eme y Rod muy poco después, es decir, antes que los técnicos de sonido, y por supuesto antes que los chicos de la Bonguis Crew, que prueban los primeros. Nos sentamos en la acera para fumar, yo creo que con esa imagen contrarrestamos un poco ese defecto nuestro de puntualidad. Estamos tensos todos, incluso Eme, que llega pletórico con una sonrisa enorme y una camisa 100% nylon. Manu suspira de vez en cuando, como si los nervios tuvieran materia y le fuera creciendo dentro, y la boca fuera la vía de salida para evitar el colapso. Desde que supe que la prueba de sonido era a las 17 temo esas 5 horas entre prueba y escenario. Para distraer mis nervios saco el móvil y  me dedico a hacer fotos:  ocupada, la cabeza es mucho menos dañina.

Mientras terminamos el cigarro levantan el cierre de la sala y decidimos dar un paseo y tomar un café, cuestión más complicada de lo que pudiera parecer, porque hasta llegar a Montera todos los bares están cerrados.  Volvemos a la Costello y escuchamos la prueba de los Bonguis. Yo nunca había escuchado rap en directo, y gana. Y además me parece que tienen fuerza.  Y además, ocupan la cabeza.

Nuestro turno. Entramos en el backstage, un cuartucho enano con pintadas en todas partes donde apenas caben cuatro personas sin acabar con el oxígeno, y un montón de instrumentos en los rincones. Muy garajero. Me encanta.  Click. Yo no sé muy bien en qué va a consistir la prueba de sonido. Para mí consiste en que Eme me ayuda a montar los platos –me promete un taller del tipo Conoce tu batería-, que el técnico de sonido César me instala unos micros, y que el técnico de sonido Fernando me da instrucciones desde la cabina “empezamos con el charles” “ahora los toms” “ahora el crash” “la caja” “ahora todo”. Yo obedezco y me siento ridícula, y al terminar escucho las palabras del técnico “¿Siempre tocas así de bajo?” “No sé” “No es una crítica, no hay por qué tocar alto, es sólo por saber…” Interviene Eme “con todos toca más alto” y apostillo yo “es que sola me da vergüenza”.
Levanto la cabeza y veo que están los Bonguis escuchando nuestra prueba al fondo de la sala. Cuando terminamos de probar, primero cada instrumento individual y después todos juntos, vuelvo a mirar al fondo de la sala. La Bonguis ya no está y pienso que los raperos no han podido soportarnos.  Están, sin embargo, Javier Ríos y su socio el Lolas, fotógrafo, los responsables del documental y de que estemos allí. Nos presentan, nos dicen que sonamos bien, un poco baja la voz de Eme. Salimos de nuevo a fumar, en la acera.

Son las 19, ya hemos terminado con los preparativos, quedan aún tres horas por delante y la cabeza empieza a ponerse cabrona (del tipo creo que no me acuerdo cómo era la parada en Johnny, si no veo bien a eme voy a entrar mal en Change y voy a terminar mal en September, ¿y si no lo veo? Las baquetas… las he dejado en el backstage ¿y si cuando vuelva no están?, las tendría que haber llevado conmigo…..) De pronto aparecen las caras conocidas (Nuria, Carlos, Víctor, y muchos más nombres con los que no me quedé), nos sacan de la acera, nos llevan a tomar algo, nos dan ánimos y nos distraen la cabeza, y cada vez llegan más. Flora, Florita, Ana y su amiga, la hermana de Rod… Las caras conocidas resultan balsámicas. Gracias.

Entramos en la sala Costello para ver la proyección del teaser de Reset y la sala está hasta arriba, no cabe un alma. Tanta gente da corporeidad a los nervios, que dejan de ser una abstracción psicológica para convertirse en algo denso y pesado, con masa y volúmen que dificulta la respiración. Concentrarse en el teaser y entretener la cabeza. El entretenimiento dura poco, unos cuantos segundos, la idea del director era dejar con la miel en los labios y lo consigue. Y empiezan a tocar los Espirituosos, y lo hacen bien, y ante el riesgo de sentirnos intimidados nos vamos fuera, mejor no escuchar.. Y allí está la Bonguis, y nos dan mucho ánimo, y llegan más caras conocidas -y tanto, ¡mis padres!- y salen más amigos que nos entretienen un poco la cabeza, y voy al baño y la puerta me regala unas pintadas bonitas en francés, y se acerca la hora, y bajamos, y terminan los Espirituosos y subimos al escenario, y mis baquetas están donde las había dejado, y todos estamos allí colocados ajustando instrumentos, y si levanto la vista veo las caras conocidas cerca, y me sonríen, y eso arropa. Gracias. Y eso me confirma que sin duda es mejor avisar y dejarse arropar, mejor al principio rodearse de los incondicionales. De los que sólo te quieren por tu música mejor para más adelante…

Y entonces Eme empieza a hablar, le dedica las canciones a Chema, y comienza su speach de cambiar el mundo, de actuar, y de hacerlo empezando por uno mismo, que de eso va Change our minds, nuestro primer tema, y empieza la armónica, y los demás, a tiempo. Y todo va bien. Y después It’s you, y el solo va a tiempo y funciona, y  September rain queda dudosa. Yo tengo suelto el pedal del bombo y no lo controlo, me siento insegura, estoy nerviosa, me tiembla una pierna. Y Eme se detiene a presentarnos. Y entonces consigo colocar el pedal, y venga, que es la última, arriba, y empieza Eme, y esta vez no vacilo con la entrada, ni nadie, y todo suena, y me atrevo a mirar un poco al fondo y la gente baila y tiene cara de estar contenta, y me equivoco pero sigo, y ya no me tiembla la pierna, bueno, o casi nada, y nos lo estamos pasando bien, y terminamos arriba. Y al terminar me levanto y me escondo en el backstage garajero mientras se van desmaterializando los nervios, y los Bonguis nos chocan las manos y nos dan la enhorabuena, chicos cariñosos, y bajamos y las caras conocidas nos abrazan, gracias, y no sabemos muy bien cómo se ha oído, si nuestros fallos se han notado mucho, los nuestros nos dicen no, y, aunque no les creemos, estamos contentos. Y queremos más.