Smile

No se puede estar tan tranquila en un supermercado, escuchar algo así en el hilo musical, de sopetón  y sin avisar, y pretender seguir caminando entre los lineales,  comparando precios,  sin conmoverse.

Menos mal que fui precavida, y hacía la compra con gafas de sol.  Me pregunto dónde quedaron las inocentes y asépticas canciones del verano.

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