Castigo

Muchas plantas huelen bien, especialmente sus flores. Con el perfume, sus colores llamativos, y la belleza de sus formas, intentan atraer insectos que las polinicen.

Sin embargo, hay algunas plantas que no necesitan ser polinizadas, y reaccionan desprendiendo un olor fétido  para ahuyentar a los insectos y evitar ser devoradas.

Me gusta la lluvia.  Cuando dejo que me empape me da la impresión de que, al igual que hace con el aire, limpiándolo de  gases contaminantes, se va llevando tristezas, enfados, miedos y culpas que hacen que respirar cada día sea sofocante. Y cuando estoy completamente empapada, pelo, piel, ropa…  siento que puedo caminar de forma más ligera, y que es posible volver a empezar sin ese lastre, porque se lo ha llevado la lluvia. Es una cualidad que el ser humano le ha ido otorgando al agua en todas sus culturas y religiones, está presente en todo tipo de ritos de purificación desde el inicio de los tiempos. Quizá lo raro sería no sentirlo así.

Me gusta la lluvia porque no sólo se siente en la piel.  Es también su olor. Los olores tienen un poder evocador increíble,  casi tanto como la música. El olor a tierra mojada siempre me lleva a momentos felices, pero sin melancolía. Es como si el olor fuera feliz en sí mismo. Y se pudiera respirar.

El agua es vida. Eso dicen biológicamente. A veces mucho más que eso. Pero no siempre nos damos cuenta, sino que nos mostramos desagradecidos cuando llega. Como una especie  vegetal en concreto, de las  que no necesitan ser polinizadas, con forma de seto.  Este seto del que hablo, en  contacto con la lluvia,  desprende un olor nauseabundo intoxicando el ambiente, borrando ese olor a tierra mojada que es feliz en sí mismo, iniciando  una asociación dañina entre lluvia y hedor.

Y yo me pregunto qué delito habremos cometido los vecinos del Paseo, para que el Ayuntamiento de Madrid nos castigara, hace ya nueve años,  sembrando nuestros pequeños jardines con esos setos que no necesitan ser polinizados, y que hacen que los días de lluvia resulten irrespirables.

3 comentarios sobre “Castigo

  1. Pues que suerte que por aquí no haya de esos setos, porque coincido totalmente en que una de las mejores cosas que tiene la lluvia ese olor a tierra mojada, a hierba… que no han podido meter todavía en ningún dosificador eléctrico. Sigue siendo único e inimitable.
    Menos en Madrid se ve..

  2. Me encanta ese después de la lluvia de ambiente limpito y olor a tierra mojada. Esa calma después de la tempestad (aunque no hace falta que llegue a tanto) climatológica y personal. Aunque de vez en cuando no podamos evitar que se crucen setos nauseabundos (climatológicos y personales, también). Aléjate de ellos y disfruta.

  3. Karmen, por fortuna esos setos que yo sepa, sólo están en los pequeños jardines de cuatro bloques en mi calle. Entre ellos el mío. El resto de la ciudad está a salvo.

    Ariadna, es que de verdad que cada vez que llueve me apetece ir al ayuntamiento a preguntarles el por qué. Y si era un castigo o una amenaza, habría preferido una cabeza de caballo junto a mi almohada un día al despertar, o que me suban el IBI, o una nueva tasa que lleve mi nombre o el de mis vecinos. Pero esto…. no es sólo el olor, es lo que implica, que te arranquen asociaciones de toda una vida, de la historia de la humanidad. Es que se me ocurren pocas agresiones sutiles con un mismo nivel de crueldad.

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