Caminando sin el hemisferio derecho

El hemisferio izquierdo se especializa en el lenguaje articulado, control motor del aparato fono articulador, manejo de información lógica, pensamiento proporcional, procesamiento de información en series de uno en uno, manejo de información matemática, memoria verbal, aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis, discriminación fonética, atención focalizada, control del tiempo, planificación, ejecución y toma de decisiones y memoria a largo plazo. Los test de inteligencia miden sobre todo la actividad de este hemisferio.

El hemisferio derecho es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales; como visuales y sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales. Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total.

Fuente: Wikipedia

Es curioso cómo desde pequeños se nos estimula para desarrollar las habilidades de las que se encarga nuestro hemisferio izquierdo. En el cole las asignaturas importantes son mates y lengua, y las marías educación artística y música.  La creatividad ni se fomenta ni se valora, las sensaciones no se tienen en cuenta, y  nadie enseña nada acerca de  sentimientos y emociones. Y así, desde pequeños, se nos va enseñando lo que nuestra cultura considera importante y lo que no lo es.

Hoy, hablando con mi amiga raquel, en un momento dado me ha dicho algo así como que las notas del cole son la forma de valorar el trabajo de los niños, así como el dinero es la forma de valorar nuestro trabajo cuando somos adultos.

¿Y qué tipo de trabajos son los que se valoran? -que traducido al contexto del día a día-  ¿con qué profesiones se gana mucho dinero?

Se pueden hacer muchas listas en la cabeza, pero las conclusiones vienen a ser las siguientes: la sociedad valora aquellas profesiones que son capaces de generar dinero. Un broker, un abogado, un ingeniero, un comercial,  un investigador… todos ellos cobrarán en función de su capacidad para generar beneficios económicos. Eso es lo que se valora.

¿Y qué trabajos se pagan peor? ¿Qué trabajos están mal valorados? ¿Qué pensarías si tu hijo te dijera que quiere ser puericultor? ¿O asistente en un geriátrico? ¿O psicólogo clínico? ¿O enfermero? ¿O trabajador social? ¿O maestro? ¿O peor incluso, músico?

«Hijo, te vas a morir de hambre….»

Otro de los grandes argumentos que se esgrimen es la cantidad de inteligencia que hace falta para adquirir una determinada cualificación.  Es que una ingeniería es muy difícil. Ciencias exactas son muy difíciles.  Luego si consigues estudiar algo así, ya no sólo eres merecedor del reconocimiento por tu posible capacidad para generar ingresos, sino también por tu capacidad intelectual, sobradamente demostrada  habiendo sido capaz de estudiar determinadas carreras universitarias. Pero me pregunto si no es también muy difícil quizás, trabajar día y noche con un niños que sufren parálisis cerebral, y hace falta darles la comida, limpiarles las babas, cantarles, darles la mano, estimularlos, abrazarlos, acariciarlos. No hace falta probablemente tener unos grandes conocimientos técnicos, pero sí  una gran  sensibilidad hacia el ser humano. Esa sensibilidad no tiene reconocimiento social, ni valoración económica.

Recuerdo el día en que me operaron de miopía. No era una operación complicada, pero lo cierto es que llegado el momento estaba nerviosa. Una enfermera me estuvo acompañando, y me habló de sus hijos y de otras muchas cosas. ¿Estás nerviosa? -me preguntó ella. No -mentí yo. Después me explicó lo que iba a ocurrir. Tú sobretodo no te muevas cuando te lo indique el doctor. ¿Y si me muevo sin querer? No te vas a mover, no te preocupes. Entonces me pasaron a quirófano, me pusieron unas gotas, se me tensaron todos los músculos de mi cuerpo, me pusieron el láser sobre los ojos, y escuché una voz, que debía ser la del médico e indicaba la llegada del momento crítico «no se mueva». Entonces alguien me cogió la mano y  la estrechó, como habría hecho mi madre, y yo la tenía helada, y ella caliente. Y lo cierto es que si bien quedé muy agradecida al médico que me intervino y que me dejó tan bien, sin mis gafas, y sin mi miopía… lo que más recuerdo de ese día fue la mano de aquella enfermera que estrechó la mía para calmarme y acompañarme. Se trataba de algo sencillo, de algo que no se estudia, de algo que se lleva dentro y que probablemente sea lo que te empuja a escoger una profesión en la que prima el saber tratar a las personas como personas, el saber comprender, el cariño o la empatía.

«Hijo, te vas a morir de hambre…» pero hijo, adelante, y salva al mundo de su desequilibrio entre hemisferios, mata las marías, pon más lógica en la humanidad, y sobre todo más humanidad en la lógica, llénate de dignidad dignificando, y pon un poco de tu sensibilidad en la deformada escala de valores que nos mueve y nos condena a ser más productivos y menos hombres.

12 comentarios sobre “Caminando sin el hemisferio derecho

  1. Y no te digo nada si te da por ser poeta, entonces te mueres de hambre y además te miran «raro».

    Coincido completamente contigo, el mundo es material y físico, es materialista y nada que tenga que ver con los sentimientos, con las emociones tiene el valor que debería tener. Es curioso que la gran mayoría echamos de menos esos valores y los buscamos en otros esperando recibirlos y olvidando a veces que nosotros deberíamos ser los primeros en cultivarlos.

    Me gustó mucho este post.

    Besote.

  2. Lo que pasa Pat, es que esas desigualdad no es nueva, por mucho que nos pueda parecer atractiva esa idea. En realidad todas las sociedades que han pululado por el mundo desde que el mundo es mundo han tenido «artistas» sólo en momentos en los que había excedentes. Eso quiere decir que, siempre ha primado llenar el estómago y, una vez resuelto eso, era posible tener a gente «ociosa» que no contribuyera de una manera directa a la supervivencia del grupo. Entre la gente ociosa meto también al clero (las creencias religiosas atentan contra la lógica, así que, por fuerza, deben de residir en ese menospreciado lado derecho del cerebro).

    El arte es un lujo, ya que se puede pasar sin él. La comida no lo es.

    En este momento de nuestra especie habría posibilidades para que nadie pasara hambre y hubiera una potenciación de ese lado derecho del cerebro. De hecho, si la supervivencia estuviera garantizada para cada individuo (algo así como un sueldo mínimo que permita vivir, aunque sea sin grandes lujos, pero sin preocupaciones), mucha más gente se dedicaría a cosas diferentes a las que tradicionalmente dan dinero y, por lógica, nos permiten tener una mejor calidad de vida.

    Dicho lo cual… me ha parecido un excelente artículo. De esos que motivan el debate… y todo lo que sea motivar el debate… es bueno.

    Un beso.

  3. Kike, tú te has quedado con la parte artística, que quizá sea la más anecdótica del asunto, y creo que ha quedado bien reflejado, pero que te ha venido al pelo para hacer demagogia. Hay infinidad de profesiones, las de caracter social, que nos permiten tener una buena calidad de vida, y que bien hechas, son capaces de devolver muchas veces la dignidad a una persona, y que no son valoradas. Es un hecho. Porque no dan dinero. Son las que normalmente se encarga de financiar el estado del bienestar, y que uno sólo valora cuando se beneficia de ellas, y que parecen bien… para los demás.
    No me refiero a un pintor en paro. Me refiero a la consideración social que tiene, por ejemplo, una ecuatoriana que gana 600 euros al mes por atender 12 horas a un anciano en su casa. O a una persona que ha estudiado educación especial y sólo encuentra trabajo como voluntaria. O a la puericultora que atiende preciados retoños por 400 euros al mes, y a la que sus amigos la miran con desdén, porque al fin y al cabo, se dedica a limpiar mocos…

  4. Supongo que se trata de un simple ejercicio de oferta y demanda. Hay más personas que pueden desempeñar el trabajo de puericultor que el de arquitecto. Eso establece el nivel de ingresos de unos y otros. Ahora bien, no entro a valorar el beneficio social que aportan unos y otros, sobre todo porque es más complicado de cuantificar. Leí un artículo muy interesante sobre Bután y la felicidad percápita hace unas semanas en Él País semanal…

    Creo que en una sociedad capitalista como en la que estamos, donde se valora el dinero como único dios verdadero, esas profesiones «sociales» están menospreciadas. Quizá porque «social» se parece peligrosamente a la palabra «Socialista»…

  5. Habla Pat de demagogia, y creo que tiene razón; hay mucha en este asunto.
    Se puede tener una ocupación lucrativa y que al mismo tiempo se ejerza como una función social. Depende del ánimo personal y de cómo andemos de ética y de principios por dentro.
    No cuela decir que un jodío técnico especializado, bien pagado y bien reconocido, no actúa con ética o no tiene conciencia social o no aplica la parte «artística» de su conocimiento.
    Y me parece que el arte no ha sido nunca un lujo, creo que siempre ha sido un escape para «ese lado» del ser humano atenazado por la pura y dura producción.
    El lado humano de las cosas sí que se estudia y para ciertas ocupaciones está dentro del temario. Es cierto que son luego las personas la que lo aplican a discreción.
    Sobre la consideración que me merecen ciertas ocupaciones pondría el ejemplo de un barrendero que se ocupa cerca de donde trabajo. Se ve que es concienzudo, que está capacitado para algo más y seguro que la situación actual le ha llevado a ese empleo. Nunca ha estado su zona tan limpia como ahora y el día de la nevada/helada iba abriendo camino a la gente con el escobón para que no se hostiaran, más allá de su obligación. ¿Está este hombre reconocido socialmente?

    Resumiendo, las profesiones de carácter social, si son profesiones, son para ganar el sustento. Cualquier trabajo puede ser ejercido desde un punto de vista social. Al menos es lo que a mí me parece.

    Por cierto, feliz 2010, Pat.

  6. Te doy la razón, Pacorreitor. Sí que es cierto que el lado humano se estudia, sí que hay asignaturas como artística, dramatización, música, o educación para la ciudadanía, o ética, o religión, cada uno escoge la suya. Pero en general están consideradas de segunda. Si además de sacar un sobre en mates eres un buen niño pues mejor todavía, pero lo primero y más importante: saca un sobre en mates. Hay casos en los que no es así, pero en general, creo que es lo que hay, es lo que se premia y es un reflejo de lo que ocurre cuando uno es adulto.
    No trato de denostar la labor de un gran profesional altamente cualificado. Lo que sí denuncio es el desequilibrio que hay a la hora de valorar diferentes cualidades. Hay muchos médicos que además de tener profundos saberes en medicina, son ante todo muy humanos, y no pierden de vista que trabajan para personas y con personas. Y toco una profesión que sí es muy sensible a que se valore este punto. Pero no obstante, se priman los conocimientos como un fin en sí mismo.
    Todas las profesiones, sean del caracter que sean, son para ganarse el sustento. Pero lo que socialmente -y económicamente, aspecto que viene muy de la mano, pues el estatus suele ir parejo al nivel de ingresos (dejemos lucrativas profesiones de caracter delictivo a un lado), – está reconocido es una forma de más de ilustrar aquello de lo que hablo, que no estrictamente de lo que hablo.
    Y, efectivamente, cualquier trabajo puede desempeñarse desde un punto de vista social, o humano, o sensible, o llámalo X. Pero eso es algo que se considera como un valor añadido, como un extra que puede tenerse o no tenerse. Es algo que no se valora en su justa medida, y que no tiene la importancia que debiera. Al igual que Ortega habló de la deshumanización del arte, quizá pudiera hablarse -y quizá debido (en parte, no es esto un estudio antropológico ni un profundo ensayo) a este desequilibrio-, a una deshumanización de la vida profesional, y de la vida en general.

  7. En esta página que adjunto, te dice qué hemisferio tienes más desarrollado, sólo que la solución la han puesto al revés:
    -en sentido de las agujas del reloj es el hemisferio izquierdo, el lógico etc
    – en sentido contrario sería el hemisferio derecho….. sentimientos etc

    http://www.edgargonzalez.com/2007/11/05/bailarina-izquierda-o-derecha/

    Yo me chiné mucho en su día porque era absolutamente incapaz de verlo en el sentido de las agujas del reloj… así que pensaba…joder, y yo que pensaba que era lista…mierda.
    casi todo el mundo lo veía en el otro sentido, y luego en los dos… y yo seguía en el sistema antihorario… mierda mierda mierda.
    Recuerdo que hablé con mi madre, (que había estudiado psicología), me dice qué te pasa? y le dije, mamá mira, es que sólo veo la bailarina girar de esta manera y le dije tal cual lo que has extraído tú de la wikipedia, y que yo, tenía mucho más desarrollado el hemisferio derecho, porque era incapaz de verlo en el otro sentido, mientras mis compañeros de trabajo lo veian en el cartesiano, o en los dos. Y me dice: y de qué te preocupas?, si es que tú eres así. Y además, es mucho más bonito. Y dije, vale.
    Y en contra de lo que dice el sr K, y gracias a que la historia está de mi parte, diré que lo que distingue al ser humano es que no puede prescindir de belleza y amor, y del mismo modo, y por ese motivo, los movimientos artísticos más relevantes, han coincidido casualmente con los momentos más penosos de hambre, de guerra y de posguerra. La destrucción, afortunadamente viene acompañada de gritos desesperados de creación.
    Por otra parte, la deshumanización del arte de ortega, es otro tema, que tiene que ver más con una separación del artista con el interlocutor de principios de siglo XX, y creo que ese libro es más situacionista que objetivo, porque la deshumanización, también ha sido necesaria, igual que el cubismo o el dogma, son pasos previos, son análisis… pero ese es otro tema, y entiendo lo que quieres decir.
    Y bueno, lo que vengo a decir, es que la lógica es tan necesaria como la empatía, y que me he sentido identificada con lo que has contado, y sí creo que hay un vacío directo en la valoración de lo segundo, aunque todos sabemos que tiene infinitas recompensas indirectas.
    Un beso

  8. Sí, estoy de acuerdo con que el libro es situacionista… me alegra que me hayas entendido. Todo es importante. Todo. La empatía tiene muchísimas recompensas indirectas, y la creatividad, y el desarrollo humanístico. Pero cada vez tenemos menos recompensas indirectas, que no se miden tanto en términos monetarios como en términos de felicidad porque cada vez lo cultivamos menos. Y lo cultivamos menos porque no lo valoramos, hablando en términos generales. Porque valor=dinero, en términos generales. Y eso es lo que debería cambiar. Lo que deberíamos cambiar.
    Por cierto, yo me he chinado porque soy incapaz de ver la bailarina girar de otra forma que no fuera en el sentido de las agujas del reloj…. Un beso

  9. Pues… yo cuando la miro la veo girar en el sentido de las agujas del reloj, pero cuando no la miro, la veo (o la percibo) girar en el sentido contrario.

    Moraleja: Si quiero ser imaginativo, necesito drogas. Viva!!!

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