El viernes subíamos en el ascensor tres compañeros de trabajo y yo, y tres mujeres. De una de ellas ni me acuerdo. Otra estaba embarazada. La tercera estaba buena que te cagas. Miro a uno de mis compañeros, el que siempre está hablando de mujeres, y me asombro descubriendo que mira a la que está embarazada, y no a la que esperaba estaría mirando. Cuando ya se están abriendo las puertas del ascensor, le pregunta a bocajarro: «¿Cuánto te queda?» . La mujer se sobresalta ante la pregunta del desconocido y pregunta » ¿Qué?» Y mi compañero le repite la pregunta señalándole el vientre. Entonces ella le contesta que dos meses.
La embarazada debió quedarse pensando en el por qué de la pregunta. ¿Estaré demasiado gorda para mi tiempo? ¿Se me nota más de la cuenta? ¿Para estar de siete meses estoy bien o no?
Cuando terminó la jornada, nos quedamos tomando una caña. Entonces le preguntamos al compañero por qué le había hecho esa pregunta a la mujer. Él contestó que no sabía cómo entrarle a la que estaba buena que te cagas, y no se le había ocurrido mejor forma de hacerse notar que el preguntarle a la embarazada.
Por la tarde, un amigo me comentó que le gustaría que hombres y mujeres se comprendieran mejor, porque en el fondo, no somos tan distintos.
Bueno, yo le deseo mucha suerte, porque, en vista de la anécdota, creo que la va a necesitar.
Je, je le llaman el «habilidoso». En fin menudo representante de la espcie masculina
Me acabas de hacer sentir vergüenza ajena.
Jajaja! Pues me ha hecho gracia. Eso es desesperación y lo demás son tonterias.
A mí también me hizo mucha gracia el contraste entre la forma de pensar masculina y femenina. Tampoco me pareció tan extraño que el hombre buscara una forma de llamar la atención, porque la verdad es que estaba buenaquetecagas. Eso sí, la estrategia no sé si le resultará muy eficaz.
Besos a los tres.