En cuanto escuché el sha na ná del principio lo reconocí. És argentino, ¿verdad? No lo puedo evitar, aunque la letra sea tontorrona, y no digamos si por algún casual a alguien le pueda hacer recordar a Neruda, y la música facilona, pero optimista. Pero es que todo aquello que huele a argentino puede conmigo: Coti, Calamaro, Ariel Roth, El mismo amor la misma lluvia, el tango, el dulce de leche, la palabra Buenos Aires, el acento porteño. Es una debilidad, como el chocolate, como tantas otras.
También supe que duraría poco, que sería una de esas bandas sonoras efímeras, en el momento en el que terminó. Exactamente en el momento en el que escuché una voz de pequeñito que decía «ponla otra vez».
Esto es algo que quien no tenga hijos en su más tierna infancia no podrá entender. Bueno, para todos aquellos que necesiten aclaración, daré una pista: este fin de semana la he escuchado y bailado unas 57 veces en el coche, y otras 73 en casa. No obstante, las ansias de mis hijos aún no han transformado el amor en odio. Así que aquí dejo constancia de mi persistente banda sonora de los últimos tres días.
C u a d erno d e Murúa N i ño 
Se te ha desactivado el vídeo, Pat. Pero no he podido con la curiosidad y le he pegado un codazo a google, ese que es tan chismoso que lo sabe todo.
A Lucas Masciano, no lo conocía, yo aun he sido incapaz de sacar a Miliki del reproductor sin que empiece de nuevo una guerra mundial.
Le pondré esto a ver si… nos enriquecemos musicalmente.
😉
Es muy alegre:
«…me gusta cuando vuelves,
me gusta cuando marchas…»,
Laralaa, ya se me ha pegado,
qué peligro , que se confiesen los que tengo al lado.
Besito.
Jijiji, sí que es pegadiza, sí. No sé qué le asa a You tube. Ha desactivado casi todos los vídeos donde sale, no consigo cargar ninguno, y ayer no pude abrirlo en todo el día… gracias por avisar. A ver si un día de estos puedo arreglarlo.
Un beso.