La inmutabilidad de los imanes en una puerta de nevera.

Las grandes cosas en realidad no son tan grandes, y además son siempre las mismas para todos. Son grandes si se sienten grandes. Y se sienten grandes gracias a pequeñas cosas… un símbolo, una serie de palabras, una canción, un dibujo, una imagen, cualquier cosa por pequeña que sea que, representándolas, logre distinguirlas de lo corriente, que concentre su atención sobre ellas rompiendo la inercia, lo cotidiano, lo previsible. Las cosas grandes se hacen grandes cuando llaman la atención, y causan extrañeza, y sorpresa, y la sorpresa misma obliga a parar, a desautomatizar, a sentir. Para y siente. Eso es poesía, en sus muchas formas. Las grandes cosas se sienten grandes, emocionantes y únicas, aunque siempre sean las mismas, gracias a la poesía. Y la poesía puede estar en cualquier parte, en cualquier cosa, por pequeña que sea. O en ninguna.

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